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Fortalezas personales

Según Martin Seligman existen dos docenas de fortalezas humanas, conceptualizadas en 6 bloques temáticos:

1. Sabiduría y conocimiento: fortalezas cognitivas que implican la adquisición y el uso del conocimiento.

Curiosidad, interés por el mundo: interés por lo que sucede en el mundo, explorar y descubrir lo nuevo.

– Amor por el conocimiento y el aprendizaje: aprender a dominar el conocimiento (cualquier información que proporcione una oportunidad para aprender).

– Juicio, pensamiento crítico: examinar todos los significados y matices (no sacar conclusiones al azar), evaluar cada posibilidad. Pensar las cosas en profundidad y examinarlas desde todos los puntos de vista. Tomar decisiones a partir de evidencias.

– Creatividad, ingenio, originalidad, inteligencia práctica: pensar en nuevos y productivos caminos y formas de hacer las cosas. Incluye la creación artística, pero no se limita exclusivamente a ella. No se trata de la satisfacción que produce hacer algo de forma convencional, siempre existe la posibilidad de mejorar.

– Perspectiva, inteligencia social, personal, emocional: ser capaz de dar consejos sabios y adecuados a los demás, encontrando caminos no sólo para comprender el mundo sino para ayudar a comprenderlo. Ser consciente de los motivos y de los sentimientos de los demás. Saber qué hacer para encajar en diferentes situaciones sociales, y para que los demás estén a gusto.

2. Coraje: Fortalezas emocionales que implican la consecución de metas ante situaciones de dificultad, externa o interna.

– Valor y valentía: incluye la fuerza física pero no se limita a ella. No intimidarse ante las amenazas, el cambio, la dificultad o el dolor. Ser capaz de defender una postura aunque exista una fuerte oposición por parte de los demás. Actuar según las propias convicciones aunque eso suponga ser criticado.

– Perseverancia: persistir en una actividad aunque existan obstáculos. Obtener satisfacción por las tareas emprendidas y finalizarlas con éxito.

– Integridad, honestidad, autenticidad: ir siempre con la verdad por delante, sin pretensiones, asumir la responsabilidad de los propios sentimientos y acciones. Tener el valor de la honestidad, no sólo porque se dice la verdad, sino para vivir de una forma genuina y auténtica. Ser una persona transparente.

– Vitalidad y pasión: entusiasmo y energía. Hacer las cosas con convicción y dando todo de uno mismo. Vivir la vida como una apasionante aventura.

3. Humanidad: fortalezas interpersonales que implican cuidar y ofrecer amistad y cariño a los demás.

– Amor, apego, capacidad de amar y ser amado: tener importantes y valiosas relaciones con otras personas, en particular con aquéllas en las que el afecto y el cuidado son mutuos.

– Simpatía, amabilidad, generosidad, bondad: ser amable y generoso con los demás, y nunca estar demasiado ocupado para hacer un favor. Disfrutar ayudando.

– Inteligencia emocional, personal y social: ser consciente tanto de las propias emociones y sentimientos como de las emociones y sentimientos de los demás. Saber cómo comportarte en diferentes situaciones sociales. Practicar la empatía.

4. Justicia: fortalezas cívicas que conllevan una vida en comunidad saludable.

– Ciudadanía, deber, civismo, lealtad, trabajo en equipo: trabajar dentro de un equipo, grupo o comunidad, ser leal y sentirse parte de él.

– Sentido de justicia, equidad, ecuanimidad: tratar a todas las personas de forma justa (es uno de los principios fundamentales). No dejar que los sentimientos personales influyan o distorsionen las decisiones sobre otras personas. Dar a todo el mundo las mismas oportunidades.

– Liderazgo: brillar en las tareas de liderazgo: motivar a un grupo para conseguir que se terminen las cosas y preservar la armonía dentro del grupo haciendo que todo el mundo se sienta incluido. Hacer un buen trabajo, organizando actividades grupales y tener la capacidad de dirigirlas.

5. Moderación: fortalezas que nos protegen contra los excesos.

– Capacidad de perdonar, compasión: perdonar a aquellos que te han tratado mal o hayan actuado mal. Dar a las personas una segunda oportunidad. El principio guía es el perdón y de ninguna manera la venganza o el rencor. Cuando uno es víctima de algún tipo de violencia sistemática debe alejarse del entorno o la persona que lo provoca.

– Modestia, humildad: dejar que sean los demás quienes te valoren por lo que eres. No buscar ser el centro de atención, preferir que los logros hablen por uno. No considerarse especial, los demás reconocerán tu valía, humildad y modestia.

– Prudencia, cuidado, discreción, cautela: ser cauteloso a la hora de tomar decisiones, no asumir riesgos innecesarios. Las elecciones son invariablemente prudentes, no impulsivas.

– Autocontrol y autoregulación: ser capaz de regular los propios sentimientos y acciones. Ser una persona disciplinada. Tener control sobre las apetencias, impulsos y emociones. Regular de forma consciente lo que se siente y lo que se hace.

6. Trascendencia: fortalezas personales que forjan la conexión con la inmensidad del universo y proveen de significado la vida.

– Apreciar la belleza, la excelencia y tener la capacidad de asombro: saber apreciar la belleza de las cosas, del día a día, interesarse por aspectos de la vida como la naturaleza, el arte, la ciencia, etc.

– Gratitud: ser consciente y agradecido, saber dar las gracias.

– Esperanza, optimismo, proyección/orientación hacia el futuro: esperar lo mejor para el futuro y trabajar para conseguirlo.

– Sentido del humor y diversión: reír y gastar bromas, sonreír con frecuencia. Ver el lado agradable de las situaciones y de la vida.

– Espiritualidad, fe, sentido de propósito: pensar que existe un propósito o un significado universal en las cosas que ocurren en el mundo y en tu propia existencia. Las creencias modelan nuestras acciones y son una fuente de bienestar.

Fuente: «La Auténtica Felicidad» Martin E. P Seligman

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