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Autoestima

«Las personas se esfuerzan por sentirse bien consigo mismas o buscan mantener su autoestima, y esto es fundamental para la naturaleza humana. La autoestima es un juicio o autoevaluación de nuestro trabajo o bondad y de lo bien que lo estamos haciendo en todas las áreas de nuestra vida». (Yang, Xu, Chen, Shi y Han, 2016).

La autoestima se ha conceptualizado de tantas maneras que es difícil dar una definición clara y consensuada. En general, la autoestima es un indicador de la autoaceptación, el respeto y la satisfacción con uno mismo, pero no abarca sentimientos de superioridad y perfección.

Se cree que son varios factores los que influyen en nuestra autoestima, incluyen: genética, personalidad, experiencias de vida, edad, salud, pensamientos, circunstancias sociales, etc.

La autoestima no es fija, es maleable y medible, lo que significa que podemos mejorarla.

La baja autoestima puede hacer sentir a la persona inútil, desagradable y no deseada.

Los sentimientos de baja autoestima se han relacionado directamente con agresión, trastornos del estado de ánimo, ansiedad y depresión, trastornos de la alimentación y una menor calidad de vida en general.

La baja autoestima (y la falta de confianza en uno mismo) a menudo conduce a sentirse mal con uno mismo y con la vida en general.

Las personas con baja autoestima también tienden a ser hipersensibles al mundo que les rodea, tienen un sentido frágil de uno mismo, a menudo, impulsado por sentimientos de inutilidad.

Los síntomas comunes de baja autoestima pueden incluir:

  • Incapacidad para confiar en la propia opinión (pensar que las opiniones de los demás son mejores).
  • Sentirse lo suficientemente inseguro para compartir ideas.
  • Tener miedo en asumir nuevos desafíos.
  • Pensar de forma permanente que “fracasará” o “que es un fracaso” si no logra lo que desea.
  • Ser duro consigo mismo pero indulgente con los demás, incluso en situaciones muy similares a la suya.
  • Ansiedad y/o ataques de pánico, sensación de agotamiento emocional.
  • Llegar a los extremos (ya sea trabajar muy duro y lograr un rendimiento superlativo o casi no esforzarse y lograr un rendimiento inferior).
  • Dedicarse al trabajo para evitar la tensión y el miedo que conllevan las relaciones sociales y familiares.

Estos son algunos ejemplos de problemas que pueden manifestarse a partir de una baja autoestima:

  • Enojarse o irritarse fácilmente.
  • Sentir desprecio por uno mismo.
  • Lo que se hace no es lo suficientemente bueno.
  • Excesiva sensibilidad por las opiniones de los demás.
  • Sentir que el mundo no es lo suficientemente seguro.
  • Dudas constantes para tomar decisiones.
  • Experimentar emociones de tristeza e inutilidad.
  • Dificultad para mantener relaciones afectivas.
  • Evitar riesgos por miedo al fracaso.
  • Tener conductas adictivas.
  • Dificultad para crear límites.
  • Prestar más atención a las debilidades que a las fortalezas.
  • A menudo sentirse inseguro de quién es.
  • Dificultades para decir no.
  • Le resulta imposible satisfacer sus necesidades básicas.
  • Tiene una perspectiva pesimista o negativa de la vida.
  • Duda de sus habilidades o posibilidades de éxito.
  • Con frecuencia experimenta emociones negativas, como miedo, ansiedad o depresión.
  • Se compara con los demás y, a menudo, está en segundo lugar.

Afortunadamente, dondequiera que uno se encuentre en el amplio espectro de la autoestima, puede trabajar para mejorar su visión, apoyo, compasión, respeto por sí mismo.

Hay ciertas características que distinguen qué tan alta es la autoestima de alguien, por ejemplo, estar abierto a las críticas, reconocer los errores, sentirse a gusto al dar y recibir cumplidos, mostrar coherencia entre lo que se dice y hace.

La persona con autoestima alta:

  • Se valora a sí misma y a los demás.
  • Disfruta creciendo como persona buscando plenitud y significado en la vida.
  • Es capaz de profundizar en sí misma.
  • Es creativa.
  • Toma sus propias decisiones.
  • Ve las oportunidades de forma realista.
  • Acepta a otras personas tal y como son.
  • Puede resolver problemas con mayor efectividad.
  • Tiene relaciones afectivas respetuosas.
  • Tiene conciencia de sus propios valores y vive su vida en consecuencia.
  • Expresa opiniones con serenidad y amabilidad.
  • Comparte sus deseos y necesidades con los demás.
  • Se siente a gusto comunicándose con los demás de forma asertiva.
  • No piensa en el pasado, tiende a enfocarse en el momento presente.
  • Cree que es igual a todos los demás (ni mejor ni peor).
  • Evita la manipulación.
  • Reconoce y acepta una amplia gama de sentimientos, tanto positivos como negativos.
  • Se responsabiliza de sí misma y de sus propios actos.
  • Sabe mantener un equilibrio saludable entre trabajo, diversión, relajación.
  • Acepta desafíos y toma riesgos para crecer.
  • Aprende de sus errores cuando falla.
  • No toma las críticas de forma personal, sabe que su valor como ser humano no depende de las opiniones de los demás.

Cultivar una autoestima alta no es una tarea fácil, pero es posible y está a tu alcance, y puede marcar una gran diferencia en tu vida.

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