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Trastorno límite de la personalidad

El trastorno límite de la personalidad (TLP) es un trastorno psicológico complejo que se caracteriza por una desregulación del estado de ánimo, inestabilidad interpersonal, alteración de la autoimagen y comportamiento marcadamente impulsivo (p. ej., agresión, autolesión, suicidio) (Lieb et al., 2004). Además, las personas con TLP pueden tener sentimientos crónicos, frecuentes y aleatorios de vacío, miedo, etc. Estos síntomas a menudo los llevan a utilizar mecanismos de afrontamiento poco saludables en respuesta a emociones negativas, como el abuso de alcohol (Chugani et al., 2020). 

El TLP tiene una larga evolución, lo que dificulta el tratamiento y puede tener un impacto negativo en la calidad de vida de los pacientes (Bagge et al., 2005). Debido a su desafío clínico, el TLP es, con mucho, la categoría de trastorno de la personalidad más estudiada (Paris et al., 2019). Este trastorno está presente en el 1-3% de la población general, así como en el 10% de los pacientes ambulatorios, el 15-20% de los pacientes hospitalizados y el 30-60% de los pacientes con un trastorno de personalidad diagnosticado, y tiene una tasa de suicidio de hasta el 10% (Lenzenweger et al., 2007; Skodol et al., 2002).

¿Qué causa el trastorno límite de la personalidad?

Los diferentes estudios sugieren que los factores genéticos, ambientales y sociales pueden aumentar el riesgo de desarrollar TLP. Estos factores pueden incluir:

  • Antecedentes familiares: Las personas que tienen un familiar cercano (como un padre o un hermano) con la enfermedad pueden tener un mayor riesgo de desarrollar TLP.
  • Estructura y función cerebral: Las investigaciones muestran que las personas con TLP pueden presentar cambios estructurales y funcionales en el cerebro, especialmente en las áreas que controlan los impulsos y la regulación de las emociones. Sin embargo, los estudios no demuestran si estos cambios fueron factores de riesgo para la enfermedad o si fueron causados ​​por el trastorno.
  • Factores ambientales, culturales y sociales: muchas personas con TLP informan haber experimentado eventos vitales traumáticos, como abuso, abandono o dificultades durante la infancia. Otras pueden haber estado expuestas a relaciones o conflictos inestables e invalidantes.

Se ha descubierto que la gravedad de los síntomas limítrofes en los padres se asocia positivamente con malas prácticas de crianza (Bartsch et al., 2022). Las investigaciones futuras necesitan saber más sobre los procesos biológicos y conductuales de los padres para poder proporcionar un apoyo parental específico y crear un buen entorno infantil (Liu et al., 2022)

Diagnóstico

Para diagnosticar un trastorno límite de la personalidad, los pacientes deben tener:

  • Un patrón persistente de inestabilidad a nivel de relaciones, imagen corporal y emociones (es decir, desregulación emocional) y pronunciada impulsividad.

Este patrón persistente se caracteriza por 5 o más de los siguientes síntomas:

  • Esfuerzos desesperados para evitar el abandono (real o imaginario).
  • Relaciones inestables e intensas que alternan entre la idealización y la devaluación de la otra persona.
  • Una imagen o un sentido de sí mismo inestable.
  • Impulsividad en 2 más áreas que podrían dañarlos (p. ej., relaciones sexuales sin protección, atracones de comida, conducción imprudente).
  • Comportamiento y/o gestos suicidas, amenazas o automutilación.  
  • Los rápidos cambios en el estado de ánimo, que duran por lo general solo unas horas y rara vez más de unos pocos días.
  • Sentimientos persistentes de vacío.
  • Ira inapropiadamente intensa o problemas para el control de la ira.
  • Pensamientos paranoides temporales o síntomas disociativos graves provocados por el estrés.

Además, los síntomas deben haber comenzado en la edad adulta temprana, pero pueden ocurrir durante la adolescencia.

Diagnóstico diferencial

El trastorno límite de la personalidad se diagnostica con mayor frecuencia y muchas veces en forma errónea:

  • Trastorno bipolar: este trastorno también se caracteriza por grandes fluctuaciones en el estado de ánimo y el comportamiento. Sin embargo, en el trastorno límite de la personalidad, el estado de ánimo y el comportamiento cambian rápidamente en respuesta a factores estresantes, especialmente interpersonales, mientras que, en el trastorno bipolar, los estados de ánimo son más sostenidos y menos reactivos y los afectados presentan a menudo cambios significativos en la energía y en la actividad.

Otros trastornos de la personalidad comparten manifestaciones similares.

  • Trastorno de personalidad histriónica o trastorno de personalidad narcisista: los pacientes con alguno de estos trastornos pueden llamar la atención y manipular a las personas, pero los que tienen trastorno límite de la personalidad también se ven a sí mismos como malos y se sienten vacíos. Algunos pacientes cumplen los criterios de más de un trastorno de la personalidad.

El diagnóstico diferencial para el trastorno límite de la personalidad también incluye

  • Trastornos depresivos y trastornos de ansiedad: estos trastornos pueden distinguirse del trastorno límite de la personalidad basado en la autoimagen negativa, el apego inseguro, y la sensibilidad al rechazo que son características destacadas del trastorno de personalidad limite, que usualmente no tienen los pacientes con un trastorno del estado de ánimo o de ansiedad.
  • Trastornos por uso de sustancias: puede ser difícil determinar si la impulsividad y los cambios marcados del estado de ánimo se deben a un trastorno por uso de sustancias o a un trastorno limítrofe de la personalidad. Sin embargo, la presencia de otras características del trastorno de personalidad limítrofe (p. ej., trastorno de identidad, inestabilidad afectiva), sobre todo durante los períodos de sobriedad, ayuda a distinguir los 2 trastornos.
  • Trastorno de estrés postraumático: aunque muchos pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad tienen antecedentes de traumas, los pacientes con trastorno de estrés postraumático tienen síntomas recurrentes asociados con la reexperimentación del evento traumático, así como un aumento de la agitación, que no son características del trastorno de personalidad limítrofe. La comorbilidad entre los 2 trastornos es alta.

Muchos de los diagnósticos diferenciales del trastorno límite de la personalidad conviven con ella.

Psicoterapia

La mayoría de las psicoterapias se realizan con un profesional de la salud mental capacitado y autorizado en sesiones individuales o con otras personas en entornos grupales. Las sesiones grupales pueden ayudar a enseñar a las personas con TLP a interactuar con los demás y expresarse de manera eficaz.

Dos ejemplos de psicoterapias utilizadas para tratar el trastorno límite de la personalidad son:

  • Terapia dialéctica conductual (DBT): este tratamiento se desarrolló específicamente para personas con trastorno límite de la personalidad. La DBT utiliza conceptos de atención plena o conciencia de la situación actual y el estado emocional de la persona. La DBT también enseña habilidades para ayudar a las personas a controlar emociones intensas, reducir conductas autodestructivas y mejorar las relaciones.
  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): este tratamiento puede ayudar a las personas a identificar y cambiar creencias y conductas fundamentales que surgen de percepciones incorrectas de sí mismas y de los demás y de problemas para interactuar con los demás. Puede ayudar a las personas a reducir los cambios de humor y los síntomas de ansiedad, y puede reducir la cantidad de conductas autolesivas o suicidas.

Hay una serie de trastornos psicológicos y problemas médicos que pueden causar síntomas muy similares al TLP, por esta razón, es importante consultar a un psicólogo autorizado (por ejemplo, un terapeuta experto en TLP) que pueda escuchar sus inquietudes, realizar una evaluación exhaustiva y realizar un diagnóstico preciso.

Bibliografía

American Psychiatric Association. (2014). Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5 APA 5ed. Editorial medica panamericana.

American Psychiatric Association. (2022). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, Text Revision (DSM-5-TR™).

Bagge, C. L., Stepp, S. D., Trull, T. J. (2005). Borderline personality disorder features and utilization of treatment over two years. J Pers Disord. 19:420–39. doi:  10.1521/pedi.2005.19.4.420

Chugani, C. D., Byrd, A. L., Pedersen, S. L., Chung, T., Hipwell, A. E., Stepp, S. D. (2020). Affective and sensation-seeking pathways linking borderline personality disorder symptoms and alcohol-related problems in young women. J Pers Disord. 34:420–31. doi:  10.1521/pedi_2018_32_389

Lenzenweger, M. F., Lane, M. C., Loranger, A. W., Kessler, R. C. (2007). DSM-IV personality disorders in the National Comorbidity Survey Replication. Biol Psychiatry. 62:553–64. doi:  10.1016/j.biopsych.2006.09.019 

Lieb, K., Zanarini, M. C., Schmahl, C., Linehan, M. M., Bohus, M. (2004). Borderline personality disorder. Lancet. 364:453–61. doi:  10.1016/S0140-6736(04)16770-6

Liu, Y., Chen, C., Zhou, Y., Zhang, N., Liu, S. (2024). Twenty years of research on borderline personality disorder: a scientometric analysis of hotspots, bursts, and research trends. Front Psychiatry. Mar 1; 15:1361535. doi: 10.3389/fpsyt.2024.1361535. PMID: 38495902; PMCID: PMC10941281.

Paris, J. (2019). Suicidality in borderline personality disorder. Medicina. 55:223. doi:  10.3390/medicina55060223

Skodol, A. E., Gunderson, J. G., Pfohl, B., Widiger, T. A., Livesley, W. J., Siever, L. J. (2002). The borderline diagnosis I: Psychopathology, comorbidity, and personality structure. Biol Psychiatry. 51:936–50. doi:  10.1016/s0006-3223(02)01324-0

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