«El ego se desvanece, el tiempo vuela, cada acción, movimiento y pensamiento le sigue inevitablemente al anterior, como tocar jazz. Todo tu ser está involucrado y estás usando tus habilidades al máximo».
Csikszentmihalyi, Mihaly

Los mejores momentos en la vida de una persona son los destinados a superar desafíos y lograr objetivos, es decir, a tener una experiencia óptima.
Lograr el estado flow, con rendimiento máximo, es sinérgico, con cambios dramáticos en el funcionamiento anatómico del cerebro y el equilibrio de las sustancias químicas.
En las últimas décadas los avances en las técnicas de neuroimagen (imágenes por resonancia magnética funcional (FMRI) y electroencefalogramas (EEG)) revelaron los secretos detrás de los mecanismos cerebrales involucrados en la producción del estado de flow.
El flow es la base del rendimiento máximo, ya sea en una sala de conciertos, en un campo deportivo, en un laboratorio o en un lugar de trabajo.
No podemos inducir el flujo artificialmente, sin embargo, ahora sabemos cuáles son los ingredientes esenciales para facilitarlo.
En el flow, ocurren cambios cerebrales:
– La actividad reducida de la corteza prefrontal es un requisito previo para la concentración en una meta o tarea; menos es más cuando se requiere atención enfocada.
– Un estado del cerebro alfa facilita el flujo libre de información, lo que genera una sensación de ejecución sin esfuerzo de la tarea.
– Estimulado por el desafío, recibir retroalimentación en tiempo real y sentirse en control de la tarea actúa para motivar el desempeño, combinando los efectos de la norepinefrina y las endorfinas.
– La combinación de energía y facilidad promueve la inmersión en la tarea de modo que las realidades cotidianas y la autoconciencia se suspenden temporalmente y el tiempo parece volar.
El flow induce una reacción cerebral que nos lleva al otro extremo del espectro de respuesta, la recompensa.
El flow libera un cóctel altamente potente de neuroquímicos que agudizan nuestras habilidades y crean condiciones de rendimiento óptimas:
– Dopamina: popularizada como la sustancia química del «bienestar» e involucrada en el movimiento, la memoria y la atención, la dopamina se libera como recompensa cuando experimentamos pensamientos, emociones y experiencias positivas. Estos efectos positivos hacen que busquemos placer (incluida la comida, el sexo y otros estímulos), el exceso puede conducir a la adicción.
– Anandamida: este endocannabinoide (opiáceo producido naturalmente en el cuerpo en lugar de una fuente externa), a veces denominado «molécula de la felicidad» debido a su fuente ananda, que significa alegría, dicha o felicidad, interviene en la modulación del dolor, la regulación del estado de ánimo y tiene propiedades ansiolíticas y antidepresivas. La anandamida también se ha asociado con la neurogénesis (nacimiento de nuevas células).
– Norepinefrina: (también conocida como noradrenalina) a menudo se describe como una hormona del estrés, ya que se libera en el sistema nervioso simpático y es activa en nuestras respuestas de lucha / huida. La noradrenalina activa el cuerpo y alerta a nuestros sentidos.
– Serotonina: este importante estabilizador del estado de ánimo ayuda a regular las emociones y controlar los patrones de sueño y vigilia. La dieta y el ejercicio afectan el nivel de serotonina, ya que requiere el aminoácido esencial triptófano que se encuentra en una variedad de alimentos.
– Endorfinas: reconocidas por generar la euforia asociada con la ‘euforia de los corredores’, las endorfinas son bloqueadores naturales del dolor y se liberan a través del ejercicio, la meditación y algunos alimentos, como el chile.
Las persona que ha experimentado flow, describe los siguientes efectos (Csikszentmihalyi, 1996, 1998):
– Estar totalmente involucrado en lo que está realizando: enfocado, concentrado.
– Una sensación de éxtasis, estar fuera de la realidad cotidiana.
– Gran claridad interior, saber lo que hay que hacer y lo bien que lo hace.
– Saber que la actividad es factible, que las habilidades son adecuadas para la tarea.
– Una sensación de serenidad, sin preocupaciones por uno mismo y una sensación de crecer más allá de los límites del ego.
– Atemporalidad, completamente centrado en el presente, las horas parecen pasar por minutos.
– Motivación intrínseca, todo lo que produce flow se convierte en su propia recompensa.
El estado de flow es un equilibrio dinámico
(Nakamura y Csikszentmihalyi, 2002).
La pregunta es ¿Cómo podemos aumentar drásticamente la productividad, la innovación y el compromiso?
El flow no se puede imponer a nadie, es un nivel personal de inmersión extrema, aquellos que pueden cultivar el flow por sí mismos, tenderán a ser más felices y realizados.
La teoría del flow implica que una persona que genera un orden de conciencia está más comprometida y productiva, además de feliz.
La experiencia del flow se puede experimentar en múltiples circunstancias cotidianas, por ejemplo, en las relaciones sociales, el trabajo, el ocio (pasivo y activo), las experiencias novedosas y las relaciones amorosas.
Tenemos que elegir algo por lo que levantarnos por la mañana y cultivarlo en algo que produzca un estado Flow, sin embargo, si terminamos involucrándonos tan profundamente en algo que descuidamos las otras dimensiones de la vida, nos desequilibraremos.
El flow requiere una sinergia entre disciplinas aparentemente opuestas en la vida: el enfoque, el orden y la coherencia parecen chocar con la libertad, la apertura y ese sentimiento de “distorsión del tiempo”.
Mantente fluyendo…
Bibliografía
Csikszentmihalyi, M. (1996). Fluir (flow). Una psicología de la felicidad. Barcelona: Kairós.
Csikszentmihalyi, M. (1998). Aprender a fluir. Barcelona: Kairós.
Csikszentmihalyi, M. (1998). Creatividad, el fluir y la psicología del descubrimiento y la invención. Barcelona: Paidós.
Nakamura, J. y Csikszentmihalyi, M. (2002). The concept of flow. En C. R. Snyder y S. J. López (eds.), Handbook of positive psychology (pp. 89-105). Nueva York: Oxford University Press.